domingo, 30 de marzo de 2014

EL PODER Y LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA

Poder y situación actual
En estos días de marchas y contramarchas que reflejan el enfrentamiento histórico que produjo el ascenso al poder del comandante Chávez es propicio reflexionar sobre el origen real de este conflicto. La cuestión del poder a la que el presidente le prestó tanta atención y las enseñanzas que deja ésta coyuntura, sirven para develar en cuerpo entero la naturaleza clasista de esta confrontación que ha pretendido soslayarse con problemas sociales que afectan a la sociedad venezolana.

Ahora más que nunca manejar con audacia, creatividad y talento las variables del poder es estratégico porque el escenario nacional parece un tablero de ajedrez que el que mueva mejor las piezas vencerá.
Si asumimos el poder como una relación social, que se va moviendo según las coyunturas y sus protagonistas podemos infringirle a la contrarrevolución una nueva derrota, porque hoy tenemos la iniciativa que no podemos perder jamás, sólo falta que manejemos con inteligencia las variables del poder.

Esta precisión es sustantiva por cuanto esta dirigida a concientizar al colectivo nacional sobre los objetivos y significados de las movilizaciones de la derecha, como también contextualizar el discurso del dialogo en el sentido de ubicarlo en el espacio y tiempo en el que transcurre una revolución que afectó a los grupos económicos esencialmente en la toma de decisiones políticas, aunque todavía conservan mucho de su poder.

Sólo la perdida del poder político, la perdida del acceso a factores decisorios y la adopción de políticas públicas que tienen como objetivo redistribuir la renta petrolera, ha irritado a ese sector que se expresa en la clase media, quien ha asumido de manera radical la   vanguardia en la lucha por deponer el gobierno revolucionario.

Al Chávez llega a la presidencia entendió, temprano, que eso no era el poder real; sólo era una posición “privilegiada” desde donde se podía influir sobre los factores del poder, por eso sus primeras medidas van dirigidas a cambiar radicalmente las viejas y corrompidas relaciones de poder establecidas hasta entonces, sino iba a ser un prisionero de una trama armada sofisticadamente durante un siglo de tal manera que sin importar quien fuera el presidente, el rumbo del país fuera el mismo.

Tal como sucede en EE.UU cambian los rostros y algunos protagonistas pero la estructura de poder y los intereses a quien sirve se mantiene inamovible y ningún presidente toma alguna decisión que altere esa realidad.
Chávez alteró de manera radical esa situación, lo que irritó a la oligarquía pero si se contextualiza y se percata que esos cambios ocurren en un país que tiene grandes reservas de petróleo es más fácil entender el origen del conflicto venezolano.
Esta reflexión viene al caso porque la comprensión de esos hechos permiten comprender mejor lo que pasa hoy y no despachar el problema con la simpleza de muchos de que  “es el desabastecimiento”, que “la inseguridad”, pero en las marchas las consignas son “Nicolás vete ya”.

El comandante Chávez lo reiteró en 2012 "Venezuela en el siglo XIX y el XX se acostumbró a presenciar la llegada, primero a la Casa Amarilla y luego a Miraflores, de hombres que prometieron muchas cosas pero fueron incapaces de hacer el más mínimo cambio. Eso se vino arrastrando desde José Antonio Páez (...) no fueron consecuentes con las promesas en algunos casos revolucionarias. Y en el siglo XX ni se diga de las propuestas de AD y Copei, así que no podíamos llegar al poder y convertirnos en un fraude más por eso digo que lo que desató el golpe de Estado del 11 de abril fue el cumplir con ese proyecto".

Es decir el comandante Chávez no desplazó del poder sólo una clase política sino, y es lo más grave para ellos, trastocó las relaciones del poder para lo cual desconectó de los centros de decisión a los grandes grupos económico y políticos alterando la situación de manera tal que esto sectores comenzaron a sentirse marginados de las decisiones que se tomaban desde la presidencia.
Si a eso se le agrega un conjunto de medidas iniciales definitorias del carácter de clase del nuevo gobierno se constatará qué es lo que provoca la enconada conspiración para sacar del poder al Chavismo, que no ha cesado hasta ahora.

Mantener el control de las variantes que se mueven alrededor del poder como lo hizo Chávez es parte de su legado.
Esto quiere decir que se requiere avanzar en factores como el poder económico, en el cual tenemos muchas debilidades a pesar de la fortaleza de controlar PDVSA, para menguar la influencia que todavía tienen muchos sectores en la economía nacional; tanto que no ha permitido que se amplié el ámbito de las otras formas de propiedad que son las que al final van a establecer una nueva dinámica de poder en el sector económico.

Hoy, se requiere alianzas tácticas en este sector y apoyo a un sector de la burguesía emergente que puede ayudar a darle fluidez a la economía y superar la inflación y desabastecimiento como los problemas vitales que enfrenta el gobierno revolucionario.

En este sentido el manejo de las alianzas, en coyunturas determinadas y la utilización de las contradicciones en el enemigo son clave en el manejo del poder.

Son obvios los problemas de la oposición. También lo es que nosotros necesitamos consolidar posiciones y avanzar. Para ello necesitamos la construcción de un discurso para un sector de la oposición, más cuando comiencen a vivir la realidad de otra derrota que ha significado sus últimas acciones.

Por cierto que el presidente Correa planteó como una de las razones de los resultados electorales en la capital el mal manejo de las alianzas.

En este caso, el manejo de lo mediático como un factor estratégico en el sostenimiento del poder es vital porque en ese sector de la oposición se puede desarrollar una actividad comunicacional de ablandamiento que tendría un efecto colateral positivo en un sector medio bajo del Chavismo.
Es decir que el manejo acertado de la comunicación como parte de la estrategia política y no como un accesorio meramente informativo es esencial en esta coyuntura para consolidar la victoria y continuar avanzando.

El manejo de lo político dentro de ese contexto es importante. Como lo viene haciendo el Presidente Nicolás, traerá beneficios porque está enfocado a partir del protagonismo que el pueblo debe tener en estas coyunturas, tal como lo manejó el Comandante. Nunca antes en la dinámica del poder se le dio el rol que hoy tiene el pueblo y sus movimientos sociales

El ejercicio del poder político requiere  mucho talento y una alta dosis de pragmatismo, que desvincule los dogmas que muchas veces no permiten ver el bosque completo. Necesitamos articular alianzas y estrategias con algunos sectores que marcan la opinión pública. Por ejemplo los intelectuales nuestros, etc.
La relación del poder, vinculando éste al movimiento popular como legado de Chávez, es una de las lecciones que deja esta coyuntura. Poder y pueblo es clave para darle el jalón que necesita esta revolución. La burocratización del poder, contra la que Chávez luchó, hay que continuarla porque en muchas circunstancias se asoma, se camufla y son debilidades que nuestros adversarios aprovechan.


APRECIACIONES generales sobre el momento actual

Hasta ahora la situación se ha dejado escalar peligrosamente a pesar de la respuesta oportuna y contundente que ha dado el gobierno, es necesario dejar constancia de la determinación que existe para enfrentar las evidentes expresiones de foquismo subversivo que existen. Hay que llevarle el pulso a la situación que en mi particular punto de vista, no descartaría la degeneración de estos grupos en bandas armadas como ocurrió en Siria; no olvidemos que muchas operaciones que realizan son montajes para la campaña que se desarrolla desde el exterior contra nuestro país.
Toda esta situación nos deja como lección que estos sectores están dispuestos a todo con tal de desalojar al chavismo del poder. Sus poses sobre el diálogo son teatrales, respuesta a un auditórium que apoya el entendimiento por falta de “fuerzas” como para lanzar una contraofensiva final contra la revolución.
Creo que seguimos cargando con el complejo de que nos califiquen como dictadura y muchas veces ablandamos nuestro accionar procurando reconocimiento en algunos sectores que nunca lo harán.
El comandante Chávez hizo todo para demostrar que esta era una revolución democrática, nunca le creyeron. Apelamos a los 18 procesos electorales y tampoco sirve para persuadir al sector dominante de la oposición que hay que respetar reglas democráticas.
El problema medular es el carácter de clase de este proceso y estos días han servido para agudizar esa contradicción esencial donde cabalga el conflicto venezolano, por eso sin animo de promover confrontaciones estériles la salida es la derrota, no sólo electoral sino en la calle. Debe producirse un evento muy “especial”  que los “convenza” transitoriamente donde reside el póder.

EL PROBLEMA DE SIEMPRE: LA COMUNICACIÓN
No hace mucho tiempo que para adueñarse del poder político en un país era suficiente controlar el ejército y la policía. Hoy, sólo en los países subdesarrollados los generales fascistas recurren todavía a los carros blindados para dar un golpe de estado. Basta que un país haya alcanzado un alto nivel de industrialización para que cambie por completo el panorama: el día siguiente a la caída de Kruschev  fueron sustituidos los directores de Izvestia, de Pravda y de las cadenas de radio y televisión; ningún movimiento en el ejército. Hoy, un país pertenece a quien controla los medios de comunicación.
“Los medios de comunicación de masas no son portadores de una ideología: son en si mismo una ideología” (Umberto Eco. “Para una guerrilla semiológica”, libro: “Estrategia de la ilusión”)

El área mediática y el lobby internacional han sido utilizados intensamente en esta fase actuando de manera más coordinada que en el pasado. La agresión mediática en esta coyuntura ha sido intensa, sostenida con el objetivo de neurotizar a ese pequeño sector de la clase media, permeable a asumir las posiciones más ultraderechistas y convertirlos en “fuerza de choque” de la contrarrevolución. Este dato es de gran importancia si apelamos a la memoria histórica del comportamiento de la clase media en los procesos políticos.

La Alemania de Hitler y el Chile de Pinochet nos arrojan experiencias de gran utilidad para tener conciencia del modelo comunicacional y cultural que necesitamos crear para enfrentar esta situación.
De esto se ha hablado mucho pero se ha avanzado poco en la estructuración de una política comunicacional dirigida específicamente a contrarrestar esa estrategia de neurotización ideológica de sectores medios.
Esto requiere atención prioritaria porque en ese sector se esta incubando un odio racial, incontrolado que puede crear una situación especial donde el discurso de la paz carezca de sentido porque se dejó crecer el monstruo y se requiera adoptar otras medidas para contener un avance del sector fascista de la oposición.

Es necesario articular una estrategia comunicacional que, aunque su enfoque sea global, segmente sus componentes según la estrategia política para poder contrarrestar con efectividad esa arremetida internacional.
Por ejemplo, hay que delinear objetivos como el señalado anteriormente (clase media); de igual manera lo económico y estudiantil requieren un tratamiento comunicacional especial, dentro de un concepto general por ejemplo: “PATRIA PARA TODOS” y crear piezas comunicacionales dirigidas a los sectores medios, a explicar la guerra económica o las razones del desabastecimiento y la inflación, destacar el protagonismo de la juventud y los estudiantes en esta revolución, etc.

En este trabajo merece atención particular las redes sociales, las cuales requieren un tratamiento más organizado en el sentido de unir los distintos esfuerzos que existen bajo un lineamiento para disparar hacia un solo objetivo aunque existan particularidades. Se trata de un uso más eficiente del contingente de expertos que tenemos en esta área.
La falta de iniciativa y el oportuno contraataque ha signado nuestra actividad comunicacional. Una política comunicacional no se reduce a cadenas y respuestas de los dirigentes del PSUV y el gobierno. Eso debe ser el complemento de una estrategia de comunicación.
Como planteaba el comandante Chávez ”…una de las cosas esencialmente nuevas en nuestro modelo es su carácter democrático, una nueva hegemonía democrática, y eso nos obliga a nosotros no a imponer, sino a convencer, y de allí lo que estábamos hablando, el tema mediático, el tema comunicacional, el tema de los argumentos…”

LOS ESTUDIANTES:  punta de lanza de la conspiración
En esta coyuntura mención especial requiere el tratamiento a la juventud y los estudiantes en particular. El discurso de la derecha se apoya en una presunta rebelión de los estudiantes. Es el sector social que utilizan para apuntalar muchas movilizaciones y justificar muchas de sus acciones absurdas porque los estudiantes le lavan la cara tanto al grupo fascista que actúa como a la MUD, que luce perdida en medio de sus contradicciones.
La estrategia de las revoluciones de colores se apoyó esencialmente en los estudiantes porque es un sector muy permeable, anda en la búsqueda de un sentido a su vida, definiendo perspectivas, la rebeldía es parte de su modo de ser y quien logre canalizarla obtendrá el respaldo juvenil. Al caso venezolano hay que agregarle el origen social porque ellos son en buena medida una replica de sus padres.
Nosotros necesitamos organizar y movilizar mejor este sector no es comprensible que casi un millón de jóvenes a quienes Chávez les abrió la oportunidad de estudiar estén como observadores, aunque activos algunas veces, de lo que pasa en nuestro país.
Necesitamos dar una demostración más contundente de que somos mayoría en el seno de los estudiantes, divulgar los logros gigantescos que la revolución puede mostrar en el área educativa.
El debate actual tiene dos escenarios a los cuales prestarle particular atención: Los estudiantes y los medios. Es una debilidad y fortaleza a la vez de la oposición, porque no logran movilizar a otros sectores de la sociedad pero  con el apoyo mediático internacional crean la impresión de que cuentan con el respaldo de los estudiantes venezolanos.

Parte de nuestra estrategia mediática debe ser proyectar ante el mundo la fuerza juvenil de la revolución bolivariana comenzando por sus dirigentes fundamentales.

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